Una escena se puede iluminar de muchas formas, desde muchos ángulos y direcciones, con diferentes intensidades, y un largo etcétera de opciones. Una de las primeras decisiones que debes tomar es la de si quieres una luz dura o luz suave.
En fotografía consideramos una luz dura aquella que independientemente de su intensidad, produce una transición de luces a sombras pronunciada y repentina (primera foto), mientras que consideramos luz suave aquella en que dicha transición es sutil y progresiva (segunda foto).
En este caso una imagen vale más que mil palabras :
Podemos ver como ambos extremos están expuestos de igual forma ( la luz y la sombra ) pero la transición es completamente distinta.
La suavidad o dureza de la luz afectan a las transiciones, pero el punto de mayor iluminación y el punto de menor iluminación no tienen porque cambiar. Eso significa que podemos conseguir contrastes sin necesidad de luz dura.
Te muestro unos ejemplos:
Podemos conseguir una iluminación suave con más (primera foto) o menos contraste (segunda foto), como se ve en estos ejemplos.
No hay que confundir la suavidad o dureza con la dirección de la luz.
Para conseguir un contraste mayor o menor podemos jugar con la dirección de la luz, desde donde ilumines definirá el contraste de la imagen, pero como te he comentado antes la suavidad o la
dureza de la luz definen la transición, no los extremos.
Muchos factores afectan a la dureza o suavidad de una fuente de luz, pero erróneamente muchos piensan que los difusores aplicados a la fuente de luz son la principal razón. En realidad, es más sencillo que eso. La principal razón que hace que una luz sea dura o suave es la relación de tamaño entre la fuente de luz y lo que fotografiemos.
El mejor ejemplo de esto que yo conozco es el que usó David Hobby en uno de sus artículos. Si fotografías un coche de juguete pequeño con un flash de mano pelado conseguirás una luz más suave que si fotografías un coche real con un softbox de 60×90. Los difusores o modificadores que utilices también tendrán un efecto en la dureza o suavidad de tu iluminación, pero en menor medida.
En este ejemplo te muestro una pelota pequeña iluminada con un snoot que debería producir una luz dura, pero al ser el snoot grande comparado con la pelota obtenemos luz más suave de lo que se podría pensar:
La conclusión es que cuanto mayor sea el tamaño de la luz aparente, más suave será esta, y si dos fuentes de luz tienen un tamaño aparente parecido, entonces los difusores marcarán la diferencia.
La distancia juega un papel muy importante, ya que cuanto más alejemos nuestro punto de luz de nuestro sujeto más empequeñecemos el tamaño aparente de la luz y, por lo tanto, hacemos la luz más dura.
Como ejemplo, podemos decir que la luz del sol es dura a pesar de que el sol es muy grande. Esto es porque debido a la distancia a la que nos encontramos con respecto al sol, hace que su tamaño aparente sea muy pequeño, y por eso crea sombras tan pronunciadas. En cambio en un día nublado, el manto de nubes crea una fuente de luz menos puntual y mucho más grande sobre nosotros, generando luz suave.
Conseguir una u otra es muy fácil una vez entiendes la teoría. Sólo necesitas cambiar el tamaño de tu fuente de luz en proporción a tu sujeto.
Si quieres una luz dura, haz que tu fuente de luz sea lo más pequeña posible, y si la quieres suave, añade modificadores que amplíen el tamaño de tu fuente de luz ( paraguas, softbox, una sabana entre dos pies de luz… cualquier cosa vale ). La forma más sencilla de conseguir una gran superficie para iluminar a nuestros sujetos es rebotar la luz en una pared o el techo. De esta manera conseguirás una fuente de luz gigantesca en casi cualquier sitio y sin materiales adicionales.
Según lo que vayas a fotografiar necesitarás un tamaño mayor o menor para suavizar la luz:
Por norma general, suele utilizarse más la luz suave que la luz dura, sobre todo en retratos.
Para algunos efectos más concretos la luz dura aporta mucho, y no debemos descartarla. Si queremos dar una sensación de agresividad o fuerza, la luz dura nos ayudará a transmitir eso, pero si por el contrario queremos transmitir una sensación de ternura, romanticismo o melancolía, la luz suave es la adecuada.
Por norma general, yo uso luz suave casi siempre, excepto en ocasiones muy contadas donde la luz dura aporta algo muy concreto, como la de un beauty dish.
Te dejo algunos ejemplos de luz dura y luz suave:
En este retrato de Javi Jimenez para Animal, la luz dura aporta agresividad.
La luz dura que crea el centro del beauty dish siempre queda atractiva en retratos.
Una luz muy suave gracias al octabox de 110cm, nos aporta una luz sutil a este retrato.
Fuente: dzoom.org
Autor: Jon Hernández.
Jon Hernandez es el fotógrafo tras la marca KubeStudio. Además de realizar todo tipo de fotografía comercial, Jon dispone de un blog con muchos artículos sobre iluminación. Su último proyecto KubeStudioShop acerca material de estudio de calidad a todos los amantes de la fotografía con flash.
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