Guía práctica sobre la profundidad de campo y cómo usarla a tu favor

Nos acordamos cuando nos falta. Dichosa profundidad de campo. O nos acordamos de ella cuando queremos que sea lo más pequeña posible y nuestro equipo no da para más. Sin embargo, la profundidad de campo depende de algunos factores más y no solamente de nuestro equipo. Ah, y, también es un elemento compositivo que podemos usar a nuestro favor. Ya lo decía uno de los grandes:

No hay nada peor que una foto enfocada con un concepto difuso – Ansel Adams


Tenía razón el maestro. He querido empezar con ello para que a pesar de las explicaciones técnicas, no lo perdamos de vista en ningún momento. Aclaremos de una vez qué es la profundidad de campo.

 

La profundidad de campo, qué es

 

 

La profundidad de campo en una imagen fotográfica se define como el área que enfocada. En realidad, esto significa que cuando nos centramos en un punto determinado, el área delante y detrás de él perderá gradualmente el enfoque. Ahora que todos llevamos un smartphone encima podemos instalar alguna aplicación como DOF Calculator o Simple DoF Calculator que nos ayuden a calcular esa zona que va estar enfocada.

 

 

Guía práctica sobre la profundidad de campo y cómo usarla a tu favor (I)

 

 

Pensadlo así de simple: aún cuando enfoquemos un determinado punto, la zona de enfoque no solo abarca ese punto. Cuanto mayor sea el área en foco, decimos que mayor es la profundidad de campo. Sin embargo, algo tan simple como la profundidad de campo y que se suele aprender al principio de cualquier curso de fotografía, resulta ser un concepto que en realidad también puede resultar bastante complejo.

 

Es precisamente esa dualidad lo que hace que mucha gente opte por uno de ‘los lados de la fuerza’ en esta cuestión. Y optar por usar mucha profundidad o poca tiene sus ventajas y desventajas, y es adecuado para un tipo de fotografía o no. Sobre todo ocurre con la poca profundidad de campo, hay gente que deja su objetivo puesto en 1.4 o 2.8 la apertura más grande y se dedica a lo que algunos han terminado por llamar ‘pornobokeh’.

 

 

Tamaño del sensor, apertura, distancia y longitud focal: en qué afectan

 

 

Sí, el tamaño importa. Al menos cuando al sensor nos referimos y hablamos de profundidad de campo. Normalmente no cambiamos de cámara cada dos por tres y suele ser nuestro elemento ‘fijo o constante’ dentro de la ecuación de la profundidad de campo. Pero ¿en qué afecta? sin entrar a muchos temas técnicos, diremos que a mayor tamaño del sensor podremos conseguir una menor profundidad de campo.

 

 

 

 

Por otro lado cuanto menor sea la apertura utilizada (es decir crece el número f) mayor profundidad de campo obtendremos. Es decir una misma imagen tomada con f16 tendrá mucho mayor profundidad de campo que una tomada con f/2.8.

 

 

Guía práctica sobre la profundidad de campo y cómo usarla a tu favor (I)

 

 

El tercer factor es la distancia al elemento fotografiado en el cual fijamos nuestro foco. Con un mismo objetivo y una misma apertura fijada de antemano, cuanto más cerca nos encontremos del elemento que estemos fotografiando, menor será la profundidad de campo. Por ejemplo, haciendo un retrato, la profundidad de campo es menor si el sujeto enfocado se encuentra cerca de nosotros (dando como resultado que se difumine el fondo) que si el sujeto enfocado está más lejos (sin variar la focal ni la apertura).

 

Por eso mucho fotógrafos prefieren alejarse y utilizar un teleobjetivo de una focal larga para asegurar el enfoque sobre el sujeto y además conseguir la profundidad de campo deseada.

 

 

Guía práctica sobre la profundidad de campo y cómo usarla a tu favor (I)

 

 

Finalmente, la distancia focal utilizada, es el último factor que influye. Aquí la regla es fácil: cuanto menor sea la distancia focal usada mayor profundidad de campo. Es decir si usamos una focal de 10mm por ejemplo la profundidad de campo será mucho mayor que con un 85mm, a una apertura y distancias fijadas.

 

 

¿En qué situaciones debemos cuidar la profundidad de campo? Siempre

 

 

En realidad, siempre. Cada especialidad conlleva (o suele) un uso diferente de la profundidad de campo. Pero pensemos en una pequeña regla práctica:

 

Si queremos mostrar el máximo número de detalle en nuestra fotografía seguramente nos irá bien aumentar la profundidad de campo, en cambio si queremos centrar la atención en algún detalle y obviar el resto, disminuiremos la profundidad de campo.

 

 

 

Esto es en general, pero la creatividad no tiene límites. Pensemos, por ejemplo, en fotografía arquitectónica o industrial o de paisaje. En ese tipo de fotografía es muy importante tener habitualmente en cuenta todo los detalles del edificio, instalación o entorno natural y para lo cual suele ser necesario aplicar una gran profundidad de campo. En cambio, si queremos realzar pequeños detalles del mismo optaremos por disminuir la profundidad de campo para centrarnos en el motivo principal y obviar el fondo.

 

 

**********

 

La profundidad de campo es un concepto fotográfico que se relaciona con otros no menos importantes como el enfoque selectivo y el bokeh. Entendiendo bien esos conceptos podremos llegar a usar la profundidad de campo como un elemento compositivo que mejorará nuestras fotografías.

 

Desenfoque

 

 

Conceptos que son parecidos pero hay diferentes matices. Vayamos primero con el concepto de desenfoque. Podríamos decir, una vez que hemos definido en el capítulo anterior lo que era la profundidad de campo, que es la parte no enfocada de la fotografía. Bien esto puede deberse a dos cuestiones: es algo intencionado o no lo es. ¿Por qué digo esto? Pues porque en muchas ocasiones, al principio como novatos en el tema, mucha gente usa el modo automático de su cámara. Sí, ese modo que hace lo que le da la gana en muchos aspectos.

 

Llegados a este punto podemos llegar a la conclusión que unque el desenfoque sea intencionado y se aproveche como recurso creativo puede no estar bien aplicado. Ni hay que enfocar todo ni hay que desenfocar a lo bruto. Hay que saber usarlo.

 

 

Bokeh

 

 

Aunque bokeh (ぼけ boke), palabra japonesa para referirse a ‘desenfoque’, su empleo habitual en fotografía para hacer alusión a la forma, diseño o estética del propio del desenfoque en sí. Es decir, el bokeh no se refiere a la cantidad del desenfoque sino a la calidad/cualidad del mismo.

 

 

 

 

Esta variación de la calidad o cualidad del desenfoque a la que hace referencia el bokeh tiene que ver mucho con la apertura del objetivo. Así, cuanto mayor apertura del diafragma podamos emplear podremos conseguir más bokeh. La aparición del mismo ocurrirá, pues, cuando utilicemos aperturas abiertas (como f/0.9, f/1.2, f/1.4, f/1.8, f/2 o f/2.8) e irá dismiuyendo según vayamos cerrando la apertura. Es por esta razón que los objetivos que permiten esas aperturas resutan tan cotizados en el mundo fotográfico además de por su condición de objetivos más luminosos (cuanto mayor es la apertura mayor cantidad de luz dejan pasar).

 

 

Tipos de Bokeh

 

 

A estas alturas seguro que los que lleváis algún tiempo en esto habréis observado que el bokeh no es siempre igual. Efectivamente, existen distintos tipos de bokeh. Podríamos distinguir entre bokeh blando y duro.

 

 

Siempre teniendo en cuenta aperturas amplias, el blando se produce cuando utilizamos focales pequeñas como un 24mm, un 35mm o un 50mm, se produce un desenfoque suave que tiene forma de círculos, hexágonos u otros polígonos con los bordes muy difusos.

 

 

Es muy importante para ello la calidad de construcción del objetivo, en donde en este aspecto influyen el número de palas del diafragma. Habitualmente con un número por encima de 8 palas la forma del bokeh suele ser mucho más suave y redondeado también.

 

 

Por otro lado encontramos que el bokeh más duro se produce con el uso de teleobjetivos (un 85mm 1.8, un 80-200mm f/2.8, por ejemplo).

 

 

¿Recordáis que la profundidad de campo variaba en función de cuatro parámetros?

 

 

‘Pornobokeh’ (que dicen algunos) y enfoque selectivo

 

 

Algo que venimos viendo con la eclosión de las redes sociales de fotografía es el abuso excesivo del bokeh. Cuenta con bastante acierto nuestro ex-compañero Vicente Alfonso en su blog algo bien cierto sobre este asunto y que tiene mucho que ver con lo que veremos el próximo día con respecto a manejar la profundidad de campo como un elemento compositivo:

 

No sé a que puede ser debido, pero algo que me ronda la cabeza es por la facilidad de hacer fotos llamativas con el mínimo esfuerzo. A que me refiero con el mínimo esfuerzo… Creo que el desenfoque es una de las partes más fáciles de aprender y dominar en la fotografía, y el cual suele ser muy llamativo en los inicios o en gente poco familiarizada con la fotografía. Disparar una foto con un 85mm 1.8 o un 50mm 1.4 a su máxima apertura nos garantiza una foto decente casi siempre. Hace poco me comentaron el entusiasmo de alguien que había contratado cierto fotógrafo para su boda, porque según sus explicaciones conseguía enfocarle a él y que el fondo se viera borroso.

 

 

Bueno, voy a tratar de matizar algo de lo que dice Vicente. Primero, ojo, para obtener una foto decente como indica él con una apertura muy amplia (f/1.2, f/1.4, f/1.8) hay que saber que la profundidad de campo pequeña y por lo tanto hay que saber muy bien cuál es la parte que enfocamos y cuál es la parte que desenfocamos.

Normalmente en un retrato, se suele enfocar a los ojos pero casi cualquier variación nuestra o del sujeto hará que no enfoquemos correctamente. No solo hay que fijarse en el bokeh, hay que tener en cuenta el enfoque selectivo correcto. Por eso (y otras razones de minimizar las vibraciones, por ejemplo), alguna vez lo habréis oído, nuestro compañero Rodrigo Rivas siempre aconseja el uso del trípode siempre que sea posible en una sesión. Supongo que Vicente incide, con criterio, a que es más fácil componer con una apertura grande (y mucha gente abusa de ello) que cuando cerramos como apunta un poquito más tarde.

 


Además no hay que utilizar siempre un 50mm f/1.8, por ejemplo, a su máxima apertura. También debemos conocer cómo se comporta nuestro objetivo y saber a qué apertura o aperturas resulta más nítido y conocer su punto dulce donde conseguiremos la máxima calidad. Algo de esto comentamos en su día cuando os explicaba las curvas MTF. Digo esto porque lo mismo tu objetivo 50mm f/1.8 es “blandito” a f/1.8 y resulta más nítido a f/2.8, por eso hay que conocer los objetivos propios.

 

Teniendo en cuenta eso, el enfoque selectivo sería el arte de enfocar a esa parte de la escena correctamente a la cual queremos dar un protagonismo especial (estando más enfocada) por encima del resto de la escena.

 

 

Por eso, hay fotografías en las que el centro de atención se va hacia el propio bokeh y es lo que no parece darse cuenta mucha gente. Precisamente, el bokeh, ha de servir para dar protagonismo, concentrar la vista en ese primer plano, en ese modelo o sujeto principal, sino es así se queda en simple ‘Pornobokeh’ (que dicen algunos).

 

*********

 

Para terminar nuestra serie de artículos sobre la profundidad de campo vamos a terminar con dos conceptos muy importantes y que nos asegurarán, de entenderlos bien, una mejora en la calidad de nuestras fotografías: hiperfocales y el uso de la profundidad de campo como elemento compositivo.

 

Las hiperfocales: para qué sirven

 

 

Cuando uno se inicia en fotografía y sobre todo si lo que le gusta es la fotografía de paisaje uno de los errores mayores es olvidarse de la apertura (o dejar el modo automático, incluso), enfocar al infinito y disparar. Vamos que enfocamos a aquella montaña o árbol que vemos allí lejos.

 

 

Así, normalmente, lo que está en primer plano resulte algo más desenfocado mientras que el fondo queda nítido. Bien, esto en algunas fotografías puede quedar bien, pero cuando empiezas a entender la composición y cómo equilibrarla, sueles darte cuenta de que quizás el primer plano debería tener el mismo grado de detalle (nitidez) que el fondo. Esto suele pasar porque pensamos, de forma equivocada, que en los paisajes miramos solamente al infinito, al horizonte, al fondo, en definitiva.

 

 

 

 

Un buen día, nos vamos a hacer fotografías, en verano o primavera, a eso de las 12 de la mañana. Hay mucha luz. Te suena aquello de la regla Sunny 16 pero lo ves complicado. Disparamos y vemos que salen quemadas y te preguntas que habrás hecho mal. Te das cuenta que alguien te habló de cerrar el diafragma cuando había mucha luz. Entonces lo cierras a f/11 o f/16 y pruebas. Mucho mejor. Cuando las revisas en casa notas que esas fotografías no tienen el problemilla del primer plano que hemos comentado. ¿Qué ha cambiado? Como ya hemos visto en los capítulos anteriores, al cerrar el diafragma, cierto que pasa menos luz pero también aumentamos la profundidad de campo.

 

 

Entoces ¿cómo podemos definir la distancia hiperfocal? La distancia hiperfocal es la distancia mínima a la que debo enfocar con mi cámara en unas condiciones de longitud focal y apertura del diafragma determinadas para que la zona razonablemente nítida que hay por detrás del punto de enfoque llegue hasta el infinito. Así tendremos tres variables: Cámara, focal y apertura (en mi caso, por ejemplo, podría ser: Nikon D7000, 10mm, f/8).

 

 

Para aquellos que querráis conocer la fórmula:

 

Distancia hiperfocal = focal²/(círculo de confusión x número F)

 

 

Además tened en cuenta que el círculo de confusión varía en función del tamaño del sensor (full frame, APS o CSC por ejemplo).

 

 

De la fórmula, se deduce rápidamente, algo que ya sabríais muchos y es que los objetivos gran angulares “tienen” mucha profundidad de campo ¿verdad? ya que cuanto menor sea el dividendo de esa fórmula menor será el cociente de la misma.

 

 

Pero si no te quieres volver loco con las matemáticas para calcular la profundidad de campo, recordad que ya hablamos de algunas herramientas en el capítulo primero, podéis echar un vistazo. Así con mis datos, usando DOF Calculator me sale una distancia hiperfocal de 0,635m. Más exactamente: a partir de la mitad de 0,635m de mi cámara al realizar la fotografía quedará enfocado perfectamente. Para aclararlo ved la gráfica de DOFMaster.

 

DOFMaster


Esto es muy útil, en fotografía nocturna o en condiciones de baja luz. Enfocamos a la distancia hiperfocal y ya podemos dejar nuestro enfoque en manual y olvidarnos del autofocus el resto de la noche.

 

Un apunte, la profundidad de campo no es un valor absoluto. Tiene también relación con el soporte de salida de la fotografía y la distancia desde la que se verá. No es lo mismo ver la fotografía desde el monitor, en la pantalla de la cámara que en una pared a 20×25cm o a un tamaño de 100×150cm. La sensación de nitidez será diferente en cada caso.

 

 

La profundidad de campo como elemento compositivo

 

 

Empezaré al revés. Olvidarnos absolutamente de la profundidad de campo o reducirla al mínimo puede dar como resultado imágenes desenfocadas que nos evoquen cierto aire de misterio o cierta intriga como ya hemos tratado anteriormente en: “Fotografías fuera de foco: Una forma diferente de ver el mundo”.

 

 

Bien, si he logrado explicarme acertadamente (cosa que espero) a través de estos tres capítulos habremos descubierto algo, casi, casi sin deciros nada: La fotografía tiene solo dos dimensiones pero descubrimos una tercera dimensión a través de la profundidad de campo. Es decir, es una representación bidimensional de una realidad tridimensional (aunque podríamos pensar que también se puede ‘representar’ el paso del tiempo, la cuarta dimensión, con las largas exposiciones).

 

 

Así, la profundidad de campo sirve para aislar el centro de interés o centrar los motivos de la fotografía. Cuestión más que evidente cuando utilizamos una mínima profundidad de campo, como ya hemos visto.

 

 

 

 

Por tanto, jugando con mayor o menor profundidad de campo podemos realzar o guiar la mirada del espectador hacia el conjunto o un elemento en particular. De esta forma estaremos jugando con la profundidad de campo como un elemento compositivo más.

 

 

Un detalle, siempre, para asegurar una profundidad de campo perfecta, usa trípode y algún tipo de disparador, por favor.

 

Fuente: Xatakafoto

Autor: Alfonso Domínguez Lavín

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