Fotografiar a los niños (II)

No hay padre o madre que no se sienta culpable por no hacer buenas fotos a sus hijos, sobre todo si sus propios padres tienen buenas fotos de ellos en la pared principal. Veamos qué equipo podemos utilizar y las cosas que quedan bien.

 

Niñas

 

Los niños, siempre lo he pensado, son adultos en pequeño formato. Con todas sus virtudes y muy pocos de sus defectos. Pero cada uno tiene su personalidad. Por lo tanto, hay que desenvolverse con ellos en función de su forma de ser. Desde este punto de vista, fotográficamente hablando, hay niños a los que les encanta salir retratados y existen otros, que lo odian profundamente. De los primeros no me ocupo, pues ven una máquina y enseguida quieren verse en la pantalla. Los segundos son los más difíciles, pues en cuanto intuyen que llega el momento foto, se ponen tristes, o ponen caras raras, o directamente se van.

Para este tipo de niños hay una clave segura, y que si somos hábiles funcionará siempre. Atentos. Apuntadlo bien. ¿Estáis preparados? ¿Seguro?. Bien, ahí va: no les hagáis fotos durante un tiempo, como una semana. No va pasar nada porque siete días de la vida de vuestros hijos no quede guardada en el disco duro. Os lo prometo. Hay casos más graves que otros, depende del gatillo fácil que tenga el portador de la cámara. Pero más tarde o más temprano funciona. Os lo aseguro. Ese niño volverá a ser feliz ante las cámaras, y los sufridos padres de estas criaturas podréis aplicar las técnicas aquí descritas (parezco el encantador de perros pero para niños con fobia a las cámaras).

 

Para hacerles fotografías podemos utilizar todo tipo de cámaras, pero vamos a distinguirlas:

  • Las cámaras compactas son las más cómodas. Pequeñas, relativamente rápidas en condiciones de luz buenas, siempre equipadas con un objetivo zoom... Todo parecen ventajas, pero el gran problema de estas máquinas es su lentitud a la hora de disparar y la calidad de imagen final, por culpa del tamaño del sensor. Antes, nuestros padres nos hacían fotos con la compacta de la familia, y si una salía bien, se podían hacer generosas ampliaciones sin problemas, pues el tamaño del negativo era 24x36 mm (de tamaño completo ni más ni menos) y la óptica era medianamente buena. Pero hoy en día los sensores de la gran mayoría de las compactas son mínimos y resulta muy difícil hacer una buena ampliación para regalar a los abuelos. Otra cosa es si no se hacen ampliaciones, pero resulta muy tentador hacer copias de los bebes, pues no hacen ruido y no lloran, y no hay que cambiarles de pañal (es una broma de padres).

  • Las cámaras réflex y las EVIL son mucho más versátiles y nadie duda que dan mucha más calidad que sus hermanas pequeñas, más que nada por el tamaño del sensor. Pero donde ganan por goleada es en la rapidez de enfoque y por supuesto en la cantidad de fotografías que hacen por segundo. Esto, que parece una cosa banal, es muy importante, como veremos más tarde. Por supuesto tenemos la ventaja de poder cambiar de objetivos dependiendo de lo que esté haciendo el niño en el momento que queramos hacerles fotos. Desde luego, la gran ventaja es la calidad final de imagen

Trucos

Una vez superados todos los problemas y que nos hemos equipado con una cámara adecuada (réflex da calidad y compacta comodidad) vamos a ver algunos trucos que a mi me sirven con mis hijas:

  • Ponerme siempre a su altura. Me da igual mancharme, arrastrarme o romperme los pantalones. Ellas están haciendo lo mismo y quieren ver que tú te implicas como ellas. Así evitamos un complejo futuro a los niños, que es ser cabezones. Cuando nuestros padres nos tomaban fotos, lo hacían desde su altura, y nosotros les mirábamos desde abajo. Así aparecíamos siempre con los pies pequeños y las cabezas enormes. Y si la cámara tenía una angular, cosa de lo más normal entonces, imaginaos el complejo que tengo yo. Si nos agachamos la proporción de los miembros de los niños será más natural.

  • El motor, o el buffer, como suelen decir ahora, es muy práctico para este tipo de fotografía, pues raro es que los niños que no se muevan. Con una cadencia de disparo importante, nos aseguramos al menos un buen disparo. Yo no lo utilizo siempre, pues va contra mis principios fotográficos, pero cuando están jugando o están muy felices, es la única manera de captar el mejor momento. Pero para muchos que empiezan con la fotografía porque tienen niños, es uno de los mejores trucos que pueden encontrar.

  • Jugar con ellas mientras hago las fotos funciona muy bien. Es una forma de tenerlas distraídas y evitar la cara de aburrimiento o la temida cara foto. Mientras son los niños pequeños, entretenerles con la historia de que sale el pajarito o que si miran fijamente al objetivo verán un dinosaurio o que cuando cuente tres hay que ponerse a saltar, funciona muy bien hasta que se dan cuenta del truco. Luego sólo hay que buscarse otros.

  • Si sacamos las copias en papel, o hacemos un pase de fotos en la televisión en las que ellos son los protagonistas, los niños se reconocerán y querrán hacerse más fotos en distintas situaciones, porque descubren que esa acción (disparo) tiene una consecuencia (fotografía). No es algo que los padres hagamos por hacer, sino que luego lo pueden ver o tocar. Lo mismo ocurre con enseñarles las fotos en la pantalla de la cámara. Se sienten protagonistas.

  • Comprarles una cámara o dejarles la del teléfono móvil es otra manera de hacerles partícipes de este mundo que tanto nos gusta. Eso sí, nos tenemos que dejar hacer fotos y entrar en el mundo de la imitación. Si tenemos pasión por algo, nuestros pequeños harán lo mismo. Y a lo mejor vemos que nos tenemos que retirar y dejarles todas las cámaras y cachivaches a nuestra prole.

 

En un próximo artículo, y último de la serie, se hablará de diversas formas de hacer las fotos para evitar las clásicas y aburridas poses.

 

Fuente: altfoto.com

Autor: Fernando Sánchez Fernández

Escribir comentario

Comentarios: 0

Selección de los mejores proveedores
Recomendado por Zankyou